Uso NO sostenible del agua en un evento. El Greencities de Málaga 2015.

  • 13 octubre, 2015

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El pasado 7-8 de octubre de 2015 se celebró en Málaga el congreso conocido como Greencities. Este año ha acogido tanto a Greencities & sostenibilidad ,al  foro TIC & sostenibilidad,  al foro Tikal y a Conama Local 2015. Con múltiples conferencias y más de 350 ponentes venidos desde toda España y del extranjero, se habló durante dos días de la sostenibilidad urbana, sus retos y futuro.

Se habló de tecnologías de la información, de inversión, de huella de carbono, de residuos y sobre todo de energía, pero solo dos comunicaciones técnicas, de 10 minutos cada una, hablaron de agua. Me lo esperaba, ya el año pasado pasó lo mismo, y me suelo encontrar habitualmente que cuando se habla de sostenibilidad a menudo solo se hace hincapié en la eficiencia energética y casi todo lo demás sobra.

En el caso de Conama Local, que no estuvo en la edición anterior en Málaga, el ilustre Santiago Molina @molcru del Instituto Superior de Medioambiente, me ha asegurado que fue algo circunstancial de la temática de este año.

Pero no quiero hablar en ese post de las temáticas del congreso, sino de la organización del congreso en sí.

Un congreso sobre sostenibilidad debería ser sostenible

No tendría sentido que su gasto energético fuese desmesurado o que las emisiones de CO2 asociadas al evento estuvieran por las nubes ¿no creen? No tengo datos sobre el impacto ambiental del congreso ni he visto publicitado nada al respecto así que no voy a aventurar nada, pero sí que hay algo que me llamó la atención y es el uso del agua.

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El congreso se realiza en el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga y son ellos los que realizan todas las labores logísticas de los eventos que allí se realiza. Como deferencia a alguien que va a hablar en público es habitual ofrecer agua a los conferenciantes, hasta ahí todo normal, pero que agua y como ofrecerla es el tema que nos ocupa.

A cada conferenciante se le pone encima de la mesa una botella de agua mineral de 0.5 litros abierta con un vaso y este la usa a su discreción. Cuando termina la sesión, se retiran las botellas y se ponen nuevas.  La tendencia observada en muchos es servirse agua al sentarse y beber un poco o simplemente tenerla allí servida para cuando le entre sed. Como son botellas individuales, cada botella servida es una botella gastada, hayas bebido poco o mucho.

Para muestra os dejo una serie fotográfica con un ejemplo. Las cantidades usadas son muy similares a la media que he podido observar en otras conferencias, así que es una buena muestra.

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Hagamos algunos números

Supongamos una botella por conferenciante anunciado, en algunos caso puede que el conferenciante no haya tocado la botella o no haya podido asistir, pero en cambio hay conferenciantes extras de última hora o algunos que no aparecen en el programa por no estar confirmados.

Con un total de 350 conferenciantes tendremos 350 botellas usadas de 0.5 litros, lo que supone 175 litros de agua mineral, que como vemos en la fotografía, se desperdician en su mayoría.

El agua utilizada es un agua mineral de “alta calidad”, en botella de cristal, traída desde el Parque Natural del Montseny, en Barcelona, donde está el manantial.

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El traer un agua desde 1.000 kilómetros de distancia con el impacto ambiental que eso produce no está justificado y menos para un evento sobre sostenibilidad. Cierto es que serán las botellas que se utilicen normalmente en todo tipo de congresos y ferias,  pero sería bueno pensar en alguna alternativa.

Alternativas

• La primera sería no usar botellas individualizadas sino jarras. Existen en el mercado una gran variedad de modelos elegantes que podrían cumplir esta función sin renunciar a las maravillosas cualidades de esa agua que solo se encuentra a 1.000 km de distancia. Lo bueno es que al ser rellenables apenas se desperdiciaría y el agua mineral se podría adquirir en formatos más eficientes para transportarlos.

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• La segunda opción es usar un agua mineral de un manantial cercano a Málaga, por ejemplo de Mijas o de Sierra Nevada, reduciendo mucho el impacto del transporte y favoreciendo la economía local, uno de los factores de sostenibilidad que hay que tener en cuenta.

• La tercera opción es la primera que debería barajarse, usar agua del grifo. Medioambientalmente es la más sostenible con muchísima diferencia y más teniendo la planta potabilizadora casi en la puerta. No sé qué opinará EMASA, la empresa municipal de aguas, patrocinadora del evento, de que no usen su agua. Sospecho que no les preocupa demasiado.

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Pero en Málaga históricamente el agua no ha tenido buen sabor, su alto contenido en sales procedentes de un manantial salino en el rio Guadalhorce, ha hecho que el malagueño medio se haya acostumbrado a no beber agua del grifo. Aún después de haber instalado la desalinizadora del Atabal, la gente siente rechazo ante esa agua para beber. Incluso en zonas que se abastecen con otra agua sigue habiendo ese rechazo. En mi casa, por ejemplo, bebemos solo agua del grifo pero claro, no somos originariamente de aquí, así que no tenemos eso interiorizado.

Pero puede existir un sabor que a alguien que no esté acostumbrado no le sepa del todo bien. Para ello se puede instalar un filtro que depure aún más el agua de la red y elimine algún posible mal sabor por exceso de sales. Con la cantidad de eventos que se realizan en un año, un filtro de estas características no solo sería rentable sino también muy recomendable.

Conclusiones

Al final se basa todo en la concienciación, un evento sobre sostenibilidad no puede usar agua mineral traída desde 1.000 kilómetros de distancia si tiene opciones mucho más sostenibles.

Nos queda mucho camino para llegar a la sostenibilidad en el uso del agua, por eso los agentes sociales con más visibilidad deberían de tirar del carro para servir de ejemplo al resto de la sociedad.

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