La sequía es algo con lo que convivimos cíclicamente en gran parte de la península ibérica. Y las previsiones de los expertos en cambio climático son que estos episodios aumentarán en profundidad y duración.
Ante estas situaciones las confederaciones hidrográficas han desarrollado planes de sequía con medidas específicas que entran en funcionamiento cuando las reservas hídricas se reducen demasiado. Estas medidas pueden afectar no sólo a la agricultura, también afectan a las ciudades y a consumidores tanto públicos como privados.
En el PES (Plan especial de actuación en situación de alerta y eventual sequía) de la Agencia Catalana del Agua además se establece que los municipios con una población empadronada igual o superior a 20.000 habitantes tienen que elaborar un plan de emergencia en situaciones de sequía de los usos urbanos. Es por ejemplo el caso de Barcelona.
En esta ciudad, entre otras medidas, si eres un gran consumidor de agua, es decir, que consumes más de 7.000 m3 de agua al año, estás obligado a tener un “Plan de uso sostenible del agua” y a reducir tu consumo.
Estados de sequía en Cataluña
Según el “semáforo de la sequía” existen 5 estados de sequía en función de los niveles de los recursos hídricos. Si se baja del 60% se entrará en estado de “prealerta”, que no implica aún ninguna restricción en el consumo, pero ya se preparan medidas por si las reservas siguen cayendo.
Por debajo del 40% entramos en estado de “alerta”, por debajo del 25% en estado de “excepcionalidad” y por debajo del 16% en estado de “emergencia”.
Cada estado de alerta implica una serie de restricciones de consumo o incluso, en los estados más graves, la prohibición total de algunos consumos.
Estos estados no se declaran en toda la comunidad autónoma a la vez ya que la gestión del agua depende de las cuencas hidrográficas y no de fronteras políticas. En el caso de Cataluña, parte de la comunidad entra dentro de la cuenca hidrográfica del Ebro. En el resto, en las denominadas cuencas internas de Cataluña, para la gestión de sequías, se divide en unidades de explotación, en función de donde se obtienen los recursos hídricos.
En el caso de la ciudad de Barcelona, estaría en la unidad 13 – Embalses Ter-Llobregat. El indicador de la sequía en esta zona es la cantidad de agua embalsada, pero no siempre es este el indicador. En algunas unidades el indicador es el nivel del acuífero y en otros es el índice de lluvia acumulada.
De modo que, si viviéramos en la capital, para ver en qué estado de sequía estamos, deberíamos mirar la cantidad de agua acumulada en la unidad 13. Y los umbrales quedarían así:
Si se baja de 367 hm3 de agua total embalsada se entrará en estado de “prealerta”, por debajo de entre 270-210 hm3(210 marzo-julio, 240 febrero y agosto, 270 septiembre-enero) entramos en estado de “alerta”, por debajo de 145 hm3 en estado de “excepcionalidad” y por debajo del 100 hm3 en estado de “emergencia”.
Se puede consultar el estado actual de cualquier unidad así como las restricciones en el “visor de la sequía”: https://aplicacions.aca.gencat.cat/visseq/estat-actual
En este caso, a fecha de escribir este artículo, Barcelona (y toda la unidad) se encuentra en “estado de excepcionalidad”. Esto implica restricciones como: que no se pueden llenar piscinas o fuentes ornamentales (sólo reponer lo que se evapore); no se puede regar el césped y sólo se pueden hacer riegos de supervivencia para árboles y plantas; no se pueden limpiar los coches fuera de establecimientos comerciales con ese fin; la dotación (consumo total de una ciudad por habitante) no puede superar los 230 litros al día; entre otros.
Pero eso no es todo, hemos dicho que las ciudades de más de 20.000 habitantes tienen que elaborar un plan de emergencia en situaciones de sequía. Veamos el caso de Barcelona.
Plan de emergencia de sequías de Barcelona
En el caso de la ciudad de Barcelona, los estados de alerta se traducen en una serie de medidas de control que serán más intensas cuanto mayor sea el estado de alerta:
- Incrementar la frecuencia de lectura de contadores de los abonados, especialmente de grandes consumidores, hoteles, instalaciones deportivas, piscinas, actividades recreativas, etcétera.
- Aumentar el número de controles de la calidad del agua.
- Controlar la eficacia de las medidas.
Pero también se traducen ahorros mínimos obligatorios para los denominados “grandes consumidores”, aquellos que consuman más de 7.000 m3 de agua al año.
Estos consumidores están obligados a elaborar un “plan de uso eficiente del agua” para planear y demostrar que se están cumpliendo los objetivos de ahorro exigidos en la normativa.
Planes de uso eficiente del agua
Para realizar un plan de uso eficiente del agua (pla d’ús eficient de l’aigua) en primer lugar debemos calcular cuál es el consumo denominado habitual distribuido temporalmente, para utilizarlo de referencia.
A continuación, deberemos diseñar distintas medidas que reduzcan el consumo de agua en la cantidad estipulada para cada tipo de consumo, para cada época del año y para cada estado de sequía que se puede presentar, idealmente con la menor afección posible a la actividad.
Este plan deberá hacerse de manera realista y obtener el ahorro esperado ya que el control de la eficacia de las actuaciones es una de las medidas de control del ayuntamiento y cuanto mayor es el estado de sequía, más importancia se le da.
Si eres uno de estos grandes consumidores y necesitas hacer un “plan de uso eficiente del agua” o simplemente quieres hacer un uso más racional y sostenible del agua, estaremos encantados de ayudarte.
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