De Madrid al cielo (y al Atlántico por barco)

En la confluencia de los términos municipales madrileños de Torrelodones, Galapagar y Las Rozas de Madrid, encontramos esta imponente presa de mampostería de granito que se alza 53 metros sobre el rio Guadarrama, la presa de El Gasco.

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Presa de El Gasco (Madrid).

Escondida entre laderas escarpadas es bastante desconocida por los madrileños, incluso por los habitantes de la zona. Su paramento aguas abajo, parcialmente derruido, y la frondosa arboleda en la coronación, nos hace pensar que hace mucho tiempo que la presa dejó de estar en funcionamiento.

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Coronación de la presa de El Gasco.

Hasta ahí todo es relativamente normal, una pequeña joyita escondida en el corazón de Madrid, pero entonces empiezan a surgir las sorpresas.

Para empezar, por la antigüedad. Esta presa fue diseñada durante el reinado de Carlos III por el ingeniero francés Carlos Lemaur en 1785. Tras su suicidio ese mismo año, sus hijos consiguieron la financiación necesaria y comenzaron su construcción en 1787.

La segunda es la función de la presa. Debía desviar el agua del río Guadarrama y  llevarla por gravedad hasta el río Manzanares a su paso por Madrid, en un recorrido de 27 kilómetros, por un canal llamado canal de Guadarrama, del que aún se conservan restos.

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Restos del canal que llevaría el agua desde el Río Guadarrama hasta el Manzanares.

Pero la más sorprendente es que el agua sería desviada porque en Madrid empezaría un increíble canal navegable de 771 km de longitud que conectaría por barco la capital del reino con el Atlántico.

En esos mismos años se piensa que se acuñó la famosa frase «de Madrid al cielo», al Atlántico por barco era su siguiente meta. En principio el trazado más factible era llegar hasta el Tajo en Aranjuez y hacerlo navegable hasta el Atlántico, pero eso requeriría pasar por Portugal y posiblemente acarreara impuestos, por eso se diseñó otra alternativa enteramente en territorio español.

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Mapa del trazado del canal Madrid-Sanlúcar.

El recorrido diseñado por Lemaur era el siguiente; desde Madrid por el Río Manzanares que se unía posteriormente con el Jarama hasta llegar a Aranjuez (Madrid) y al Río Tajo. Se dirigía después a Tembleque (Toledo) y, sin salir de la provincia toledana, conectaba con una nueva presa, que se había proyectado construir sobre el cauce del Riansares, cerca de Corral de Almaguer. Según el plan previsto, era necesario que este río aportara la totalidad de su caudal, para facilitar la remontada de la depresión del Tajo.

A su paso por La Mancha, el canal confluía con el Cigüela y el Záncara para después entroncar con un canal subsidiario, surtido de las aguas del Jabalón, mediante una presa de captación localizada en los alrededores de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real).

Pasado Almuradiel (Ciudad Real), recibía las contribuciones de los ríos Cabezomalo y Magaña, antes de atravesar el desfiladero de Despeñaperros. Superado este punto, se unía con el Guarrizas, el Guadalén y el Guadalimar, hasta llegar a Córdoba y Sevilla, confluyendo con el Guadalquivir, río que es navegable desde esta última ciudad hasta su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

El canal salvaría un desnivel de 700 metros, cruzando  las cuencas del Tajo, el Guadiana y el Guadalquivir. Debido al clima del centro y el sur de la península, el canal solo sería navegable en invierno, quedando como canal de riego en verano.

Recreación de una hipotética línea Madrid-Sanlúcar. Elaboración propia.

Las obras se empezaron por la mencionada presa de El Gasco y el canal que llevaría el agua hasta Madrid. Estas dos infraestructuras son las únicas que se construyeron porque tras 12 años de obras y numerosos contratiempos el proyecto se abandonó definitivamente el 14 de mayo de 1799, después de que una fuerte tormenta derrumbara parte del muro, cuando se llevaban 53 metros construidos.

Y es que en un principio fue proyectada con una altura de 92 metros (casi el doble de lo construido), lo que la convertiría en la presa más alta del mundo en aquella época. Existe la hipótesis de que el diseño no fuera de Lemaur sino de sus hijos, utilizando una técnica arcaica de muros transversales rellenados con materiales sueltos. Afortunadamente no alcanzó la altura prevista ni almacenó agua pues el desastre pudo ser muchísimo más grave.

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Detalle de los desperfectos de la presa de El Gasco.

La viabilidad del canal completo también está en entre dicho por los expertos, no solo en su construcción sino en su operación, pues la cantidad de agua necesaria para la navegación y para salvar los desniveles en los sistemas de esclusas era muy grande. No obstante el trazado propuesto era impecable, tanto es así que la autovía de Andalucía y el trazado del AVE coinciden perfectamente en muchos tramos con el del canal. Desgraciadamente no fue posible esta infraestructura, que hubiera vertebrado el sur y centro de España, con unos beneficios económicos y sociales indudables que no llegaron hasta el siglo XX.

Por no hablar de la posibilidad de haber disfrutado durante siglos de una de las maravillas de España, los langostinos tigre de Sanlúcar ;-).

Carlos III de Borbón-Langostinos

Carlos III en la sala de juntas con un platito de langostinos, que explica esa cara de felicidad.

 Bibliografía

Sánchez Lázaro, Teresa (1995). Carlos Lemaur y el canal de Guadarrama. Madrid (España): Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. ISBN:84-380-0088-6

Wikipedia 1 y 2.

 


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